domingo, 2 de marzo de 2008

30.

Tomás estaba sentado con la espalda apoyada en un árbol, apartado de las personas sentadas junto al fuego que comían, bebían y charlaban; no notó que Cacho se acercaba hasta que estuvo junto a él .-¿Pensativo?
-Un poco.
Cacho se sentó y dijo-No te vi cuando volviste del centro y quería saber cómo estabas...
-Fue un viaje tranquilo, hasta divertido, Eusebio es un personaje...
-Sí, es un tipo macanudo, ¿y vos, cómo te manejaste?
-Bien, fueron buenas tus instrucciones, por lo menos esta vez no maté a nadie.
-Me alegro, no quiero que eso te pese...
-¿Sólo por eso me diste las instrucciones?, ¿no te importa que la gente muera?
-La verdad que esa gente no, están muertos desde que decidieron participar en la guerra, sólo que aún no se han dado cuenta...
-No estoy de acuerdo pero por ahi es porque no estuve aquí el tiempo suficiente...
-No es sólo una cuestión de tiempo, Tomás, no es una cuestión de tiempo...
-Tal vez no, estoy harto de tanta muerte, no soy un soldado, jamás lo seré.
-¿Por qué volviste?
-Tenía que hacerlo, no podía volver a casa y pretender que nada había visto... no sé, no puedo explicarlo... hace una semana era un mediocre periodista de espectáculos que sólo intentaba sacarse de encima a la ex-esposa y criar de la mejor manera a su hija y hoy he caminado entre los cadáveres y las ruinas de una ciudad que me había parecido deslumbrante...
-¿Estás arrepentido?
-No, para nada...
-Me decirte que todo esto terminará pronto...
-¿Cómo va la cosa?
-A últimas horas de la tarde la fuerza aérea controlada por Metco destruyó a la flota leal y el combate en el centro ha recrudecido...
-Está más cerca de concluir entonces...
-Eso parecía pero hay rumores de que tropas del interior leales avanzan sobre la zona controlada por Metco...
-Más muerte entonces.
-Eso parece...
-¿Qué es lo que te preocupa?
-Gane quien gane la guerra el siguiente paso será intentar aniquilarnos...
-Pero aquí estamos protegidos.
-Sí, pero sólo por un tiempo. Los alimentos, los combustibles y la provisión de agua potable no durarán más de quince días, luego tendremos que salir...
-Podremos salir los mismos que fuimos a buscar a los que habían quedado bloqueados...
-Sí, claro, pero no podemos mantener esa situación indefinidamente, si sólo fuéramos capaces de ganar al menos una vez...
-Vos decís ganar la guerra sin participar...
-Sí, claro, me molesta pensar que lo único que podemos hacer es esperar que las cosas no terminen mal del todo...
-También lo pensé y creí que vos tendrías alguna idea.
-Ideas, ideas tengo muchas, siempre tuve ideas, pero no sé demasiado, tengo intuiciones fugaces, pero nunca alcancé a tener una visión completa. -explicó Cacho, sacó un cigarrillo del bolsillo de la camisa, lo encendió, dio un par de pitadas y preguntó-¿Y vos?
-Yo sólo sé que hay un poder que actúa a través de mí, quiero creer que es mi abuelo, que de alguna forma vuelve, pero es más un deseo que un certidumbre. Lo que no comprendo es por qué ellos hablan de espectros, por qué experimentan tal grado de terror...
-Yo tampoco termino de entenderlo... sólo sé que les demostramos que podemos utilizar ese poder…
-¿Y entonces?
-No sé, sólo es cuestión de tiempo que se den cuenta de que somos el verdadero enemigo…

Pañuelos, rectángulos de tela plegados que guardan porciones de tierra extraídas de las tumbas de la encrucijada llevan en los bolsillos los que marchan por la avenida costanera iluminados por el sol que emerge del océano, sus sombras largas se desplazan por la hierba de la banquina.

Tomás sintió que lo sacudían y llamaban, tardó en despertar, como si le costara desprenderse de un sueño agradable. Abrió los ojos y vio a Cacho iluminado por la cambiante luz del fuego.
-¿Qué pasa?
-Levantate y mirá.
Tomás salió de la bolsa de dormir, se incorporó y miró hacia donde señalaba Cacho: los habitantes del campamento caminaban hacia las tumbas o formaban grupos en el camino.
-¿Qué hacen?
-Están preparándose para la marcha.
-¿Marcha, qué marcha?
Cacho sonrió y dijo-Me despertó Marta diciendo que debíamos marchar hacia Malabrigo. Le pregunté por qué y se me quedó mirando, después se rió como si la estuviera jodiendo, se levantó y caminó hasta la tumba del hermano, juntó un montoncito de tierra y lo guardó en el pañuelo, cuando le dije que no entendía nada, me preguntó si yo no había tenido el sueño... un sueño que han tenido todos o casi todos.
-Yo no recuerdo ningún sueño.
-No me siento tan solo.
-¿Y por qué es tan importante el sueño?
-Porque les ha dado la respuesta, tienen que marchar hasta el promontorio de la antigua torre llevando algo de la encrucijada con ellos...
-Va a ser una masacre.
-¿Quién sabe? Vos y yo manejamos un poder que no terminamos de comprender, discutimos cuál era el paso para terminar con el círculo vicioso y no llegamos a ninguna conclusión, y ahora ese poder nos pone a prueba...
-Una cuestión de fe.
-Eso parece.
-¿Qué vas a hacer?
-No puedo dejar sola a Marta.
Tomás se rascó la cabeza y permaneció en silencio mirando las columnas que comenzaban a formarse en el camino, pensó en Alicia, y recordó la máscara que había perdido, el cuaderno que le habían robado y el abuelo que no había tenido; entonces tomó una decisión.

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